Existen diferentes enfermedades y dolencias que afectan a las personas, algunas de ellas son difíciles de detectar e incluso, muchas aún son desconocidas por la ciencia. Un ejemplo de esto es el síndrome de congestión pélvica, una enfermedad que afecta a una parte importante de la población y de la cual hoy en día aun no se conocen sus orígenes exactos.
Esta es una enfermedad bastante compleja que afecta principalmente a las mujeres y que ocasiona un fuerte dolor en la zona de la pelvis. En el día de hoy, vamos a repasar algunas de las principales características de esta enfermedad, de tal forma que en el caso de que tengas alguno de los síntomas puedas reconocerla. Inclusive, si ya has sido diagnosticado, puedas conocer un poco más de qué se trata.
¿De qué se trata esta enfermedad?
El síndrome de congestión pélvica (SCP) es una enfermedad frecuente pero que la vez es poco conocida y que afecta alrededor del 20% de la población mundial. Se caracteriza porque quienes la padecen, sufren fuertes dolores en la zona pélvica. Se cree que esta enfermedad está relacionada con la gestación, ya que, durante este estado, las mujeres suelen padecer de várices en distintas partes del cuerpo, especialmente en la zona de la pelvis y sus adyacencias.
Las mujeres son el género que más resulta afectado por esta enfermedad y usualmente, todas las afectadas suelen comprender entre los 20 y 45 años de edad. Y otra de las cosas que tienen el común es que la mayoría ha tenido embarazos. De allí la razón por la cual los científicos creen que esta
¿Cuáles son los síntomas de esta enfermedad?
El síntoma más característicos del síndrome de congestión pélvica es el dolor crónico que padecen la mayoría de personas. Generalmente, este dolor es sordo, sin embargo, puede llegar a ser agudo. Usualmente, suele empeorar al final del día o cuando se ha estado de pie durante mucho tiempo. Incluso, suele empeorar durante o después de haber tenido relaciones sexuales y puede estar acompañado de dolores de espalda o en las piernas.
Otros de los síntomas que pueden llegar a presentarse son los siguientes:
- Venas varicosas en los glúteos, muslos y partes íntimas.
- Secreción vaginal clara o acuosa.
- Fatiga, cambios de humor, cefaleas, y distensión abdominal.
- Sensibilidad a nivel de los ovarios y dolor al movilizar la cervical.
Estos son algunos de los principales síntomas que pueden llegar a padecer las personas que sufren de esta condición.
¿Cómo se diagnostica esta enfermedad?
En el caso de que sospeches que estás padeciendo de esta enfermedad, a causa de que tienes algunos de los síntomas, es importante que acudas con el médico para podes diagnosticar o descartar esta enfermedad. Esto se puede hacer de dos formas principalmente:
- Ecografía.
- Laparoscopia.
- Algún otro diagnóstico por imagen.
Usualmente, se puede sospechar de este síndrome cuando la mujer sufre de dolor y en la consulta ginecológica no se detecta ningún tipo de anomalía o inflamación que pudiesen llegar a causarlas. Con la ayuda de la ecografía, se puede observar la presencia de venas varicosas en el interior de la pelvis, lo cual es un claro síntoma de que se trataría de esta enfermedad.
Sin embargo, para dar certeza de que se trata de este síndrome, se suelen realizar otros estudios adicionales. Usualmente, otra prueba diferente de imagen para poder dar un diagnóstico 100% fiable.
Tratamiento del síndrome de congestión pélvica
Lo primero que recetará el médico son algunos medicamentos como progestágeno, medroxiprogesterona y antinflamatorios no esteroideos. Este debería ser capaz de detener los síntomas de esta enfermedad. En la mayoría de los casos, este suele ser bastante efectivo, sin embargo, pueden haber casos en los que estos no puedan ser suficientes, por ejemplo, cuando el problema es muy avanzado.
En este caso en el que los síntomas no desaparezcan con este tratamiento, será necesario realizar un procedimiento para bloquear el flujo sanguíneo hacia las venas varicosas, lo cual evitará la acumulación de sangre. Existen principalmente dos tratamientos que pueden ser bastante útiles a la hora de controlar esta enfermedad. El primero es la embolización de la vena, y el otro es la escleroterapia. Cualquiera de estos dos, debería se suficiente para detener los síntomas de esta enfermedad.